Estudié veterinaria, aunque no tenía claro entonces lo que quería ser, aglutinaba varias disciplinas que me gustaban, como la medicina, la biología…, a esa edad tienes que tomar decisiones trascendentales sin tener muy claro lo que quieres. Me salió bien.
Me gusta la educación, pensé en ser profesor pero me bastó con educar en mi entorno más próximo, como padre de familia numerosa. Me he esforzado mucho por compatibilizar mi vida laboral y familiar en años en los que esto no estaba muy bien visto, ni apoyado todavía por la legislación laboral.
He trabajado y disfrutado mucho con mi profesión, primero en el campo, ejerciendo la clínica de grandes animales, aunque es duro y difícil de compaginar con la vida familiar. Esto me movió a buscar un trabajo con los horarios más establecidos y así empecé en un matadero e industria de cerdo ibérico, donde la exportación y la I+D+i fueron las banderas que dirigieron unos años intensos en Embutidos Fermín, de la Alberca, y aprendí otra faceta profesional que desconocía. Profundicé en otra gran empresa del sector Ibérico, Sánchez Romero Carvajal, abundando en el conocimiento del jamón, la raza ibérica, el vínculo con la dehesa, la imagen de una marca y la formación a los que se iniciaban.
He disfrutado creando grupos de alto rendimiento, dirigiendo a personas que querían desarrollarse profesionalmente y organizando proyectos de I+D+i en colaboración con Universidades y Centros Tecnológicos.
Mis principales logros laborales están marcados por la homologación de exportación a Estados Unidos de tres plantas diferentes en dos Comunidades Autónomas distintas, pero personalmente me siento más orgulloso de haber demostrado que en un sector tradicional se pueden hacer las cosas de otra forma, incorporando nuevas tecnologías.